
Los mallorquines no elegimos un sitio al azar. Elegimos lugares que encajan con nuestro estilo de vida, con nuestra forma de entender el lujo: a fuego lento, con sabor a Mediterráneo y rodeados de belleza. Por eso, año tras año, elegimos el desayuno del Hotel Hospes Maricel, que no es solo un desayuno, sino una experiencia sensorial completa. Y sí, se le conoce como el mejor desayuno del mundo.
Este 2025, la propuesta gastronómica vuelve a elevar el listón con una experiencia de 10 pasos que combina alta cocina, producto local y creatividad pura. Detrás de esta sinfonía de sabores está el chef ejecutivo Dennis Kehl, que ha liderado con acierto la nueva edición, y la gran incorporación femenina que nos emocionó a todos durante la presentación: Mariló Escobar, repostera mallorquina y alma dulce de este ritual. Su sensibilidad y conexión con el producto local se nota en cada bocado.
¿Quieres saber qué platos componen este desayuno tan especial? Te los detallo:
El desayuno empieza con un trío de zumos naturales, frescos y locales, que combinan espinacas, piña, chinola, fresas y naranja de Sóller, para activar el cuerpo y preparar el paladar.
Ensalada de frutas y verduras: una combinación fresca y colorida que despierta el paladar.
Salmón marinado con remolacha, focaccia tostada, eneldo, mostaza y cebolla encurtida.
Ensaimada con sobrasada, crema de queso Mahón y albaricoque: una reinterpretación de sabores mallorquines que fusiona lo dulce y lo salado.
Sorbete de naranja con espuma de palo, muy refrescante.
Huevo cocido a baja temperatura, con espuma de patata, salsa holandesa y huevas de arenque, brioche
Cochinillo con demi-glace y pipas de calabaza: un plato principal que destaca por su jugosidad y sabor intenso.
Menjar blanc: una pannacotta elaborada con leche mallorquina y vainilla, acompañada de gel de naranja, almendra y helado de algarroba.
Tartaleta de fruta de la pasión con vermut Muntaner blanco.
Y para terminar, unos dulces muy de la tierra con cafés o tés personalizados.
Todo esto, servido frente al mar, en una terraza donde el Mediterráneo es protagonista, junto a una copa de cava, una conversación que se alarga, y la sensación de que estás viviendo algo único. Este desayuno no es solo una comida: es una celebración de la vida. Por eso lo elegimos para aniversarios, cumpleaños, reencuentros… para todo aquello que merece ser recordado.
Y si todavía no lo has vivido, no lo dudes más. Únete a este ritual mallorquín que compartimos con el mundo con los brazos abiertos. Porque aquí, en el desayuno del Maricel, se fabrican mañanas de colección.