
Vístete para la vida que quieres tener. Es una frase que me acompaña desde hace años y que no sólo tiene sentido cuando hablo de moda, sino también cuando hablo de actitud, presencia y proyección. La ropa que eliges cada día no es solo tela sobre la piel: es lenguaje, es energía, es una declaración silenciosa que habla incluso antes de que tú lo hagas.
Cada prenda que vestimos es una oportunidad para acercarnos más a la versión de nosotras mismas que soñamos ser. No es superficial, es intencional. Es decirle al mundo “esto es lo que soy” y también, “esto es lo que quiero ser”.
Y con eso en mente, hoy te traigo un look que me conecta con esa versión elegante, libre y bohemia que tanto me inspira. Este vestido corto de seda estampada en blanco y negro es de esos que tienen algo especial, esa mezcla entre ligereza y carácter que me encanta. Lo encontré en La Magnona, una tienda preciosa en el corazón de Santanyí que es mucho más que moda: es un espacio cuidado, con alma, que apuesta por piezas únicas y de calidad.
La seda se mueve con el cuerpo como si lo conociera, y el estampado en blanco y negro le da un aire atemporal que lo hace perfecto tanto para el día como para una cena especial. Yo lo he combinado con una botas en naranja energy, pero también puedes combinarlo con sandalias planas, un buen labial y un bolso pequeño para un look effortless que no pasa desapercibido.
Como decía Virginia Woolf, “la ropa cambia nuestra visión del mundo y la visión del mundo hacia nosotros”. Y qué razón tenía. Porque cuando vestimos con intención, cuando elegimos prendas que resuenan con quienes somos o con quienes queremos llegar a ser, todo cambia. Te ves distinta, te sientes distinta. Y el mundo, que no es tonto, también lo nota.
Así que sí, vístete para la vida que sueñas. No solo para las ocasiones especiales, sino para el lunes, para el paseo corto, para ese café contigo misma. Porque cada día es una oportunidad de celebrar quién eres y recordarte hacia dónde vas.
Este look, sin duda, es uno de esos recordatorios bonitos.
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