
Cuando pensamos en el estilo boho, muchas veces imaginamos prendas fluidas, estampados étnicos y un aire relajado que parece sacado de un festival. Pero el boho puede ir mucho más allá, y este look es el mejor ejemplo de cómo darle un giro más urbano, más sofisticado y —sobre todo— más mío.
Este outfit nace de una mezcla de texturas y tonos que me hacen sentir conectada con la tierra y conmigo misma. La pieza clave: una blazer en tono chocolate, que aporta estructura sin robarle protagonismo al espíritu relajado del conjunto. La camisa blanca con volantes asoma debajo, creando un juego de capas y volúmenes que me encanta. Sutil, femenino y con ese toque romántico que el boho siempre debe tener.
Los leggings negros aportan comodidad y alargan visualmente la silueta, haciendo de base perfecta para el resto del look. Como calzado, unos botines de ante marrón que no pueden faltar en mi armario de otoño: versátiles, cómodos y con mucha personalidad. Y, por supuesto, el alma del conjunto: el sombrero fedora en tonos neutros, que aporta carácter y eleva el outfit automáticamente.
*Enlaces a prendas para conseguir el look.
Este es un look que refleja quién soy: una mujer que ama la estética bohemia, pero también valora la estructura, el equilibrio y la fuerza de una buena prenda sastre. Una combinación que me permite moverme con soltura por mi ciudad —Mallorca—, sin renunciar a mi esencia.
El boho no tiene por qué estar encasillado en un solo estilo. Podemos jugar, mezclar, reinterpretar. Podemos llevar un bolso con textura animal print, unos labios rojos intensos y aun así sentirnos completamente en armonía con el espíritu libre que define este estilo.
Porque al final, la moda es eso: una herramienta de expresión. Y cada día, a través de ella, podemos contar una historia diferente.
¿Tú también llevas lo boho a tu manera?