
Hay lugares que te tocan el alma sin previo aviso, y Sevilla ha sido uno de ellos. Este viaje ha sido una auténtica experiencia sensorial, emocional y casi mágica. Me ha enamorado por muchas razones: su luz dorada que lo baña todo, su ambiente de pueblo a pesar de ser una gran ciudad, su olor a azahar y la energía de su gente, siempre en movimiento, siempre con vida. Ha sido un viaje extraordinario, y no dejo de pensar en cuándo volver.
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Nada más llegar, descubrimos Dodici Coffee, una cafetería moderna donde probé un matcha latte delicioso. Sus tostadas son de un nivel más premium, con un precio algo por encima del promedio en Sevilla, pero realmente merece la pena por la calidad y el ambiente. Es de esos lugares que te apetece recomendar y a los que volverías sin pensarlo.
Dodici Coffe Sevilla
Nos alojamos en los Apartamentos Tempa Museo, una opción excelente si buscas comodidad, diseño y buena ubicación. Muy recomendables.
Apartamentos Tempa Museo
Desde allí nos movimos fácilmente por toda la ciudad, incluso hasta llegar a zonas más modernas como la que rodea a la imponente Torre Pelli, que me dejó impresionada por su altura y presencia. Sevilla es así, una mezcla perfecta entre lo tradicional y lo contemporáneo.
Torre Pelli
Al atardecer nos dispusimos a descubrir la ciudad caminando por uno de sus rincones más emblemáticos: el Puente de Triana. El paseo por esta zona es simplemente encantador. Cruzarlo y dejarse llevar por el ambiente del barrio de Triana, con sus bares, su bullicio tranquilo y su aire auténtico, es algo que te hace sentir parte de la ciudad.
Enlace a prendas del look
Muy cerca, exploramos los alrededores del Parque de María Luisa, un auténtico oasis verde que desemboca en la majestuosa Plaza de España, una de las plazas más bellas que he visto nunca.
Una de las cosas que más me sorprendió fue cómo conviven elementos tan modernos como las Setas de Sevilla (Metropol Parasol) con lo más tradicional: La Giralda, la Catedral, las plazas llenas de naranjos… Esta mezcla es parte de su encanto.
Setas de Sevilla (Metropol Parasol)
La Giralda
En cuanto a la comida, el restaurante que más me gustó fue La Santa Sevilla, justo al lado de las Setas. Sirven platos tradicionales con un giro creativo, en un espacio con una decoración preciosa. Una joya que vale la pena descubrir.
Restaurante La Santa Sevilla
El motivo principal de mi viaje fue asistir al concierto de Kylie Minogue en el Festival Icónica, pero Sevilla terminó dándome muchísimo más. Me recordó una parte de mí que tenía olvidada. Fueron días de risas, de calor (¡la vida en bañador es real!), de momentos simples pero llenos de magia. Y, como suele pasar en los mejores viajes, lo más bonito fue lo que no se cuenta.
En Sevilla, las calorías no cuentan.
Sevilla, gracias por todo.
Volveré pronto💘