Si hace unos años me hubiesen dicho que me pondría las botas comiendo pescado crudo, no me lo hubiese creído, de hecho hasta hace unos años, apenas comía pescado. Gracias al sushi hice mis primeros pinitos y más tarde llegaron los tartar y carpaccios de pescado y como son las cosas, ahora mismo se han convertido en uno de mis platos favoritos. Acerca de los carpaccios en general tengo que mejorar mi técnica, estoy en ello y por otra parte, los tartar ya los tengo controlados. Hoy os descubro una receta perfecta para cenar o como entrante, tanto si cocinas para  tí como para tus invitados y digo cocinar por decir algo porque tardas apenas quince minutos en preparar esta delicia.

INGREDIENTES  (para dos persona)

-200 gr de salmón

-1 calabacín blanco

-cebollino

-jengibre fresco

-el zumo de 1/2 limón

-eneldo

-pimienta y sal

-aceite de oliva

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Preparación:

Corta el salmón en daditos muy pequeños asegurándote que no quede ninguna espina (recuerda que el salmón lo vas a comer crudo y tienes que haberlo congelado previamente para evitar parásitos), reserva. lava el calabacín, retira los extremos y corta a dados muy pequeños de igual forma, para esta receta recomiendo calabacín blanco, sino tienes o no encuentras puedes utilizar el verde, en este caso no utilices la piel. En un bol añade el salmón, el calabacín, dos cucharadas soperas de aceite de oliva, el zumo de medio limón, una pizca de jengibre rallado, aceite y sal. Mezcla los ingredientes y deja macerar 5 minutos, intenta no dejarlo más tiempo o el salmón acabará perdiendo su textura.  Para presentarlo utiliza  un molde metálico o en su defecto una fiambrera de tamaño pequeño, antes de servir decora con cebollino y eneldo.

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Puedes servirlo con unas tostas de pan de semillas, picos o galletas saladas.

Si lo probáis me encantará saberlo en mis redes sociales, recibir vuestras fotos cuando hacéis mis recetas es siempre una alegría…