En estas fechas quien más quien menos ya está pensando en la operación bikini, yo la primera. Para llegar a mis objetivos sin sacrificar demasiado, recurro a la cocina elaborada, pero sana.

Una de las recetas que más utilizo para variar la socorrida pechuga de pollo a la plancha, son las hamburguesas caseras.

Además, las puedes preparar de una vez y congelarlas, así tienes el trabajo casi hecho y no da tanta pereza comer bien.

Primero, compro pechuga de pollo o ternera magra y hago que me la piquen bien en la carnicería. No me fío de la carne que venden empaquetada, me gusta saber lo que como y ese tipo de carnes tienen de todo, menos carne. A una pechuga de pollo por ejemplo, le añado una yema de huevo, sal y pimienta.

Normalmente cuando se hacen hamburguesas caseras, se les añade miga de pan mojada en leche (o harina), mi abuela lo hacía así con una picada de ajo y perejil y estaban de muerte.

Esta versión NO LLEVA, para que sean lo más ligeras y sanas posibles. El inconveniente es que no podrás trabajarlas con las manos, yo lo que hago es que les doy forma con ayuda de una cuchara, sobre un film transparente para luego congelarlas directamente:

Esta es la versión más sencilla, con las que me hago mis famosas ensaladas de hamburguesa, con cebolla a la plancha, tomate, lechuga, tortilla francesa y mostaza.

Con una pechuga picada, haces unas 9 hamburguesas. Cuando he hecho tres con esta mezcla, separo la restante en dos cuencos. Al primero, le añado cebolla y pimiento rojo bien picado, ajo en polvo y media cucharadita de sazonador para fajitas.

Lo mezclo bien y saco tres hamburguesas de esta mezcla, ídem con la anterior, les doy forma con una cuchara, sobre un film transparente para luego congelarlas de forma individual.

Para acompañar estas hamburguesa, preparo un trampó con aguacate, el sabor es idéntico al de las fajitas, pero en una versión sanísima.

Como veis, me gusta presentar bien la comida, aunque sea sólo para mi sola, aún en plena operación bikini es muy importante disfrutar de la comida y si lo presentamos bien, ya tenemos el camino medio hecho.

A la última parte de carne, le echo espinacas cortadas muy pequeñitas, cebolla en polvo, nuez moscada y canela.

Estas, las acompaño con unos champiñones salteados y una crema de soja espesada con harina de lino, sazonada con canela y nuez moscada, por mi intolerancia a la leche. En vuestro caso, también podéis hacer una crema ligera con leche y una cucharadita de Philadelphia light (ídem las especias), es como comer unas espinacas a la crema pero mucho más consistentes.

Me declaro fan de estas hamburguesas y estas no las podemos permitir tantos días como nos apetezcan.

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